Envejecimiento activo: Conociendo oficios y juegos tradicionales del Sur Global

En el marco del proyecto “Envejecimiento activo y diálogo intergeneracional sobre los países del Sur”, financiado por la Junta de Castilla y León, la Fundación FABRE ha desarrollado diversas actividades en los siguientes centros:

 

  • Residencia Usera – Salamanca
  • Residencia San Agustín – Toro
  • Residencia Puerta Nueva – Zamora
  • Universidad de la Experiencia – Cuéllar
  • Universidad de la Experiencia – Arévalo
  • Centro Cultural Integrado Isabel la Católica – Medina del Campo
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Las sesiones han tenido como objetivo presentar de manera atractiva y lúdica distintos oficios y juegos tradicionales del Sur Global. A través de estas actividades, los participantes han podido conocer la historia y el valor cultural, social y económico de los mismos, entendiendo cómo han ayudado a diversas comunidades a superar los desafíos cotidianos, muchas veces utilizando recursos locales y naturales. Esto les ha permitido reflexionar sobre la durabilidad y singularidad de estos oficios y juegos, que no solo preservan la identidad cultural, sino que también contribuyen a la sostenibilidad.

 

Una de las reflexiones más significativas ha sido la desaparición de diversos oficios tradicionales. Muchos de estos oficios, que en su momento desempeñaban un papel crucial en la restauración y conservación de objetos, han sido sustituidos por un modelo de consumo donde se prioriza el reemplazo rápido y la producción masiva, en lugar de la reparación o el trabajo manual. Oficios como los de paragüeros, colchoneros, afiladores, lecheros y deshollinadores, entre otros, han ido desapareciendo, lo que refleja cómo la industrialización y el nuevo enfoque hacia el consumo han despojado a estas actividades de su relevancia.

 

Además, se ha reflexionado sobre las formas de entretenimiento, observando cómo han cambiado a lo largo del tiempo, especialmente con la incorporación de la tecnología y los dispositivos electrónicos. Esta discusión ha permitido valorar los juegos tradicionales, no solo como una forma de entretenimiento, sino como una herramienta esencial para el desarrollo de diversas habilidades, como la motricidad en las primeras etapas de la vida. Asimismo, se ha subrayado el juego como un espacio de encuentro intergeneracional, que no solo beneficia a los más jóvenes, sino que también es beneficioso para personas de todas las edades, favoreciendo la conexión y el aprendizaje mutuo.